La actriz francesa Brigitte Bardot, una de las figuras más influyentes del cine europeo del siglo XX, murió a los 91 años. La noticia fue confirmada por la fundación que llevaba su nombre, que comunicó el fallecimiento de su fundadora y presidenta, sin precisar detalles sobre el lugar ni el momento exacto. “La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta, actriz y cantante mundialmente reconocida, quien decidió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y su energía a la defensa de los animales”, señaló el comunicado oficial difundido por la entidad. Bardot fue protagonista de una trayectoria excepcional. Filmó cerca de medio centenar de películas y grabó más de 70 canciones a lo largo de dos décadas de trabajo intenso, en las que se consolidó como un rostro imprescindible del cine francés. Títulos como Y Dios creó a la mujer y El desprecio la proyectaron a nivel internacional y la convirtieron en un ícono cultural que trascendió la pantalla. Su imagen, asociada de manera indeleble a las décadas del 50 y 60, marcó una estética y un modo de entender la sensualidad en el cine. Más allá de los papeles que interpretó, Brigitte Bardot fue una referencia en la moda y el estilo, una figura que influyó tanto en realizadores como en diseñadores y fotógrafos de todo el mundo. Nacida en 1934 en el seno de una familia burguesa, se destacó desde joven por su pasión por la danza y dio sus primeros pasos en el modelaje antes de llegar al cine. En el apogeo de su fama, tomó una decisión que sorprendió al ambiente artístico: a mediados de la década del 70 abandonó definitivamente la actuación para concentrarse en la defensa de los animales, una causa a la que dedicó el resto de su vida. En 1986 fundó la Fundación Brigitte Bardot, desde donde impulsó campañas y acciones en favor del bienestar animal, convirtiéndose en una de las voces más firmes y reconocidas en ese ámbito. Esa etapa de su vida también estuvo marcada por declaraciones públicas que generaron controversias y debates, fiel a un temperamento frontal que nunca intentó disimular. Su vida personal estuvo atravesada por relaciones intensas y decisiones que ella misma describió con crudeza. Se casó con el director Roger Vadim, quien la llevó a la fama, y más tarde con el actor Jacques Charrier, con quien tuvo a su único hijo. En sus memorias y entrevistas, Bardot habló sin filtros sobre la maternidad y sobre los costos emocionales de la exposición pública. En los últimos años residía en el sur de Francia, entre su célebre propiedad de La Madrague y otra casa rodeada de naturaleza, donde convivía con animales y llevaba una vida alejada de los circuitos mediáticos. En entrevistas recientes había expresado su deseo de tranquilidad, contacto con la naturaleza y distancia del mundo digital. El presidente francés, Emmanuel Macron, la despidió con un mensaje que sintetizó su legado: destacó su libertad, su fama, su compromiso con los animales y el lugar que ocupó como figura universal del arte y la cultura francesa. Con la muerte de Brigitte Bardot se cierra un capítulo fundamental del cine europeo. Su figura, sin embargo, seguirá viva en la memoria colectiva y en una filmografía que aún hoy conserva fuerza, magnetismo y vigencia. Así lo señala, al recordar a una mujer que nunca aceptó moldes ni silencios impuestos. Opinión pública: La historia de Brigitte Bardot interpela a la cultura contemporánea. Fue admirada, discutida y cuestionada, pero jamás ignorada. En tiempos de discursos uniformes y figuras previsibles, su vida recuerda que el arte, cuando es auténtico, suele incomodar tanto como fascinar. TAPA DEL DÍA
